Cuesta aceptar y desde algún punto me niego a hacerlo por estúpida que soy. Es frustrante. Doloroso. Sentarme y darme cuenta de pronto que nunca pude ser esa mujer, que nunca cubrí las expectativas. No conseguí, ni conseguiré, ser esa mujer que atraviese todos tus días como una flecha ardiente. Lo intenté, incluso logré dar todo lo que soy, pero no bastó. Fui una fantasía que en la realidad se diluyó. Se me hace un nudo en el pecho, me cuesta respirar. Todo se fue a la basura. No entiendo dónde se perdió la felicidad, las risas, que envolvía nuestros encuentros. Creía que estar juntos nos hacía bien a ambos. Recuerdo, de pronto, cosas que no pensé que estaban ahí. Recuerdos pequeños de momentos maravillosos que me duele haber perdido. El recuerdo de una sonrisa, de una palabra, de una mirada. Recuerdo costumbres. Y la melancolía me atrapa, me hundo en un mar de recuerdos felices que hoy duelen. Y te extraño, te extraño aunque no quiero. Y me digo a mi misma "basta" y alejo los recuerdos enojada conmigo misma. Pero te extraño y te recuerdo. Me pregunto constantemente cual es la realidad de aquel cariño que pensaba era mio. Me recuesto pensando y siento como si no hubiera sido más que una distracción. Pensar que nada fue real me duele porque más allá de todo sentía que nuestra amistad era fuerte y verdadera. Hoy no sé cual es la realidad.
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