Lárgate.
Márchate con tus mentiras, esas que escapan de tus labios como finas telarañas que se vuelven embriagantes en tu dulce aliento.
Lárgate.
Márchate con tus besos, esos con sabor a miel y chocolate que me hacen sucumbir ante el deseo de comerlos sin medida.
Lárgate.
Márchate con tus abrazos, esos que me envuelven con su tibieza haciéndome sentir en el más placentero refugio.
Lárgate.
Márchate con tu piel, esa que se extiende en torno a mi cuerpo y se adueña de cada espacio que posea haciéndome suya.
Lárgate.
Márchate con tus engaños, esos que me cuentas con voz tierna y yo los creo aunque sean como historias perdidas entre las páginas de un libro.
Lárgate.
Márchate con mis sonrisas, esas a las que dabas vidas con sólo mirarme y que reventaron en el aire cual burbujas cuando me diste la espalda.
Lárgate.
Márchate con mi corazón, ese que ya no late en el medio de mi pecho y que sangra a borbotones tiñendo mis manos suplicantes extendidas hacia ti.
Lárgate.
Márchate con mis lágrimas, esas que nacen en el alma y caen como cascadas infinitas corriendo la tinta que se extiende sobre esta hoja.
Lárgate.
Márchate con mi alma, esa que se quebró en mil pedazos dejándome vacía y que el viento arrastró hacia lo lejos.
Lárgate.
Márchate llevando todo esto y no voltees a ver la imagen patética que has generado en mí y no sientas lástima.
Lárgate.
Márchate con tu cuerpo y vete lo más lejos posible para no oírme, para no leer entrelíneas que lo que en realidad quiero es que te quedes.
Lárgate.
Márchate con el deseo, ese que nos quema en proximidad de nuestros cuerpos y que nos es imposible resistir.
Lárgate.
Márchate pronto, corre, no regreses sobre tus pasos obligándonos a reincidir, corre más rápido venciendo las fuerzas de atracción que pugnan por acercarnos.
Lárgate.
¡NO, NO TE MARCHES! Quédate y trae contigo todo lo que te he entregado para perdernos en un mundo de mentira construido sobre una base endeble.
Lárgate.
¡NO, NO TE MARCHES! Quédate y cuéntame la historia de nuestro amor ficticio, déjame creerte aún sabiendo que es mentira.
Lárgate.
¡NO, NO TE MARCHES! Quédate y sostenme la mano mientras vuelvo a caer derrotada cuando la verdad vuelva a presentarse entre nosotros.
Lárgate.
¡NO, NO TE MARCHES!
¡SÍ, MÁRCHATE! Déjame caer de nuevo, hazme comprender ahora que mi sueño es imposible, que lo nuestro no es más que un juego de mentiras donde el premio es el éxtasis y la consecuencia es el dolor.
Lárgate. ¡Lárgate! ¡LÁRGATE!
Márchate, por favor, porque mis piernas no tienen fuerzas para alejarme de ti. Márchate, márchate, pero bésame por última vez antes de caer en el sufrimiento de la abstinencia.
Márchate.
Adiós.
Hasta pronto…
