Tengo una ganas locas de comerte entero.

¿Qué quedó de la mujer que imaginabas que era?

Momentos/Pequeña

Me di vuelta en la cama disponiéndome a dormir, sentí el calor de tu cuerpo a mi lado, por un instante todo fue irreal hasta que tu mano se abrazó a mi cintura acercando mi cuerpo al tuyo y besaste dulcemente mi cabello. Me sentí feliz, ningún problema acudía a mi mente, estaba en el exacto lugar en el que deseaba estar. Momentos de felicidad es lo que busco ofrecer, es lo que quiero obtener. ¿Para qué más? Es cariño acompañado de risas y envuelto en pasión. La perfección. Momentos para repetir.

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Todo tiene su contrapartida y a la felicidad que me embarga se le suma una nueva sensación, una pregunta. ¿Alcanza lo que puedo ofrecer?. De pronto me siento pequeña como si mis virtudes fueran lo suficientemente pequeñas como para permitirme compartir más momentos. NO, es la palabra que resuena en mi cabeza cuando pienso qué dirás si quiero verte. Y me da miedo. Y nunca lo entiendo. Sólo momentos es lo que pido. Cariño. Risa. Pasión.

Me comen las ansias. Desde hace días. Falta poco.

Deseando

El deseo que despierta naturalmente, en un instante y nos toma por sorpresa, se torna imparable. Es un deseo latente y maravilloso, es distinto, es fuego y es dulzura. Te llama a disfrutarlo, a no desperdiciarlo. No busca problemas, propone escapes y situaciones relajantes. Un sentimiento envolvente que me llena. Por vos. Sin ataduras. Cariño y deseo, de eso tenemos.

Positivo

Muchos acostumbramos buscar el lado positivo a cada cosa que suceda, no importa qué. Y yo lo hago, siempre que puedo al menos, porque así es más fácil seguir camino. No dejo que lo malo ensombrezca mi esencia por demasiado tiempo, sólo el tiempo necesario para que escape de mi mediante una lágrima o un grito. Me dejo caer por un momento pero al instante me pongo de pie y salgo en búsqueda de las cosas que me roban sonrisas y me calman el alma. A veces es una persona, otras una canción, tal vez también un libro, u hojas, lapicera, lapices, lo que sea. Con cada caída puedo darme cuenta de cuales son aquellas cosas que me hacen bien porque son las primeras que acuden a mi mente. Las cosas buenas y maravillosas que conozco no se ensombrecen ante el dolor, sino que resurgen para mostrarme que todo vale la pena.

Aceptación

Las cosas pasan y, en general, no las podemos manejar. Simplemente pasan. Hay que aprender a aceptar las cosas como son. Disfrutar de lo bueno y no sufrir por lo que no es. Y lo malo siempre pasa. Aprendiendo esto todo puede ser mucho más fácil.