Es de esas cosas que se suceden de pronto. Tan instantáneamente que nos agarra mal parados. Durante el tiempo en el cual recuperamos el equilibrio todo se torna agridulce. Tenemos recuerdos del pasado, sensaciones antiguas que se hacen presentes, el fantasma del ayer nos persigue y se hace carne. La realidad se contrapone, nada de lo que pasa justifica esas sensaciones y sin embargo ahí están, atosigando nuevamente como una costumbre instalada. Lo que en realidad debería ser costumbre se nos hace extraño y cuesta habituarse a ello. Es instantánea la imagen de tu presencia e instantáneamente la borro de mi mente como a una pesadilla que sacudo de mi almohada. Es su piel la que me envuelve ahora y una calidez me abraza entre sus besos. Sin embargo no puedo deshacerme del miedo. Me reprimo.
