martes, 11 de junio de 2013

El viento helado que se aproxima trae entre sus dedos el dolor de la soledad para lanzarlo hacia mi cara sin la más mínima vacilación. 
Eramos los 4 puntos cardinales y tú, el centro cuando de pronto cada uno fue su propio norte; salvo yo que de repente me hallé sola. Grité, pero el viento huracanado se llevaba mis palabras a lo lejos. Habíamos estado en el ojo de la tormenta, todo se había mostrado calmo para luego atacar con furia. Lloré, pero mis lágrimas se confundieron con la lluvia torrencial que comenzaba a azotar. Todos buscaron refugio, menos yo que me quedé de pie y sola. ¿Por qué? Quien sabe...

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