martes, 27 de diciembre de 2011

Los Sentimientos.

Me detuve a pensar y el tiempo se detuvo conmigo. Todo a mi alrededor estaba congelado y, de pronto, me encontré sola, frente a frente, por primera vez, con mis sentimientos. Ahí estaban todos y cada uno de ellos. Me miraban fijo. Quise llorar y gritar con furia, pero hacer un berrinche o huir no me serviría de nada. Respiré profundo tomando coraje y me dispuse a escuchar.
El primero que se acercó, como no podía ser de otra manera, fue el MIEDO. Siempre al acecho se adelantó presuroso ante los demás. Se acercó a mi oído y susurró con entusiasmo, feliz por controlarme. Me habló del frío de la soledad, de los desgarradores rechazos y me invitó a instalarme en la comodidad del no progreso. De pronto vi al miedo mermar y sentí la dulce caricia del AMOR. Sin palabras me hizo comprender que no debía temerle, que vale la pena el riesgo que conlleva. Me mostró la cicatriz de una vieja herida marcada sobre mi corazón y me dijo que no me preocupe más por ello porque el corazón es grande y sobre el mío se hallaba desplegada otra bandera. - Cerrá tus ojos y escuchá tu voz interior - me aconsejó. Atentas y agazapadas vi a la DUDA y la CONFUSIÓN que, cuando todo parece ser maravilloso y hermoso, saltan frente a nosotros para aguarnos la felicidad. La confusión me hizo ver cosas que en realidad no eran como yo pensaba, me hizo confundir un sentimiento con otro y entonces la duda me hizo desconfiar sobre los sentimientos puestos en mi haciéndome llorar llena de dolor. Y cuando más débil e indefensa me encontraba, la BAJA AUTOESTIMA, comenzó a gritarme con furia cuan poca cosa soy, que no tengo nada que ofrecer, que cualquier otra mujer es mejor que yo, que no fuera estúpida que ningún hombre me iba a elegir, - Amiga a lo sumo y no te sientas especial por eso - dijo.
Con mis ojos llenos de lágrimas y el corazón lleno de pesar fui atrapada por la BRONCA. Apoderándose de mi me impulso a destrozar todo lo que estaba a mi alcance. Me hizo maldecir todo lo que fue lindo en su momento y ahora veía tan sólo como una mentira. Me hizo odiar el amor innegable que albera mi corazón. Me hizo odiarme a mi misma. Y seguí llorando, derrotada. Entonces vi un sentimiento pequeño que no parecía dispuesto a acercarse. Era la FORTALEZA. Fui hacia ella caminando despacio y cuando me encontré a su lado me dijo - La fortaleza la encuentra uno mismo y uno mismo la hace crecer - y me animó a seguir adelante...

Así todo vuelve a empezar, cada uno de estos sentimientos, y tantos otros, volverán a invadirnos un sinfín de veces.

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