viernes, 7 de enero de 2011

La incertidumbre

Tras mucho tiempo de llevar a cuestas un alma triste que trataba de alegrar, me lo crucé en el camino y de pronto el dolor cedió hasta desaparecer. Recobré todas mis fuerzas y mi sonrisa, por fin, relució en mis ojos. Me lo tomé con calma, ¿para que apurarse?, las cosas deben fluir. Y así son las cosas, de repente y sin aviso choqué de frente con mis sentimientos... un cariño más grande del que pensaba, unos celos abrasadores, un dolor en el medio del pecho... Y qué? Sólo resta sentarse y esperar porque en mi todo está claro, sé lo que quiero por eso me siento y espero, por eso te abrazo pensando que todo va a estar bien.

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