Es eterna la lucha contra mi misma, el desprecio que siento por mi persona es constante. No es de extrañar entonces que me sea difícil creer que alguien pueda apreciarme realmente o, mejor dicho, no creo merecer que alguien me valore y me quiera, lo cual es aún peor. Siento miedo de ser herida.
¿Cómo me explico a mi misma que de nada sirve temer y que mucho menos sirve negar y reprimir lo que siento? Sólo vuelve las cosas más complicadas. Lo que se siente no puede controlarse, es inmanejable. Los sentimientos hacen lo que quieren y cuando chocan con los pensamientos ¡plaf! Es doloroso, revelador. Me cuesta tanto admitir mis sentimientos... pero ahí están, así que debo dejarlos fluir. Debo dejar de lado la armadura y admitir que necesito dejarme cuidar...
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