lunes, 20 de febrero de 2012

Confusión

Tan pronto la certeza se puso frente a mi me invadieron variados sentimientos y me llevó bastante tiempo comprender certeramente qué era lo que realmente sentía. Confusión. Pocos días antes me sentía fuerte, especial, y de pronto me sentí en el piso, igual a cualquiera, menos que alguien en particular. Todo lo que tanto me había costado construir se desmoronó en un segundo. Lágrima a lágrima calleron los ladrillos de una relación que nunca necesitó tener cartel. Lloré mucho. Lloro. La importancia que creí obtener se desvaneció. Volví a sentirme como la nada misma. Cualquiera daba lo mismo, todo estaba repartido. Las mismas palabras, las mismas promesas no dichas, las mismas sonrisas, los mismos besos... ¿Por qué?. Ahí estaba yo, siempre. Siempre. Día tras día, nunca falté. Cualquiera conseguía la oportunidad y yo... yo nada. Ilusiones. Qué lugar ocupo. Qué importancia tengo. ¿Es lo mismo otro cuerpo?. ¿Es lo mismo otra voz?. ¿Es lo mismo otro cariño?. Será que lo mio no vale, por mucho que me esfuerce. Ahí sigo yo. Siempre. Quise escapar pero no pude. A mi no me da igual. No. Aunque quiera. Te pienso. Los recuerdo me atacan. Te extraño. El corazón se estruja con dolor. Te quiero. La mente inyecta miles de preguntas. No te entiendo. Mi piel se estremece. Te deseo. Mis ojos se cierran. Te recuerdo. Mis labios sellados. Te grito. El aroma de tu cuerpo me envuelve. Te necesito. Y no quiero sentir nada. No quiero, no quiero, no quiero. No quiero este amor incondicional. Quiero entender lo que pasa. Quiero entender lo que sentís. Quiero saber. Quiero saber lo poco que te importo. Quiero saber que no merezco una oportunidad, que cualquiera la obtiene antes que yo. No entendés que es lo que me molesta. Me molesta no ser la mujer que conquista tu corazón. Lo intenté con todas mis fuerzas, con todas mis armas, con todo mi amor. Te adoro. Confusión.

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