martes, 10 de mayo de 2011

Palabras Prohibidas

A veces nos empeñamos en guardarnos palabras como si el simple hecho de no decirlas anulara su existencia. Pero, eso que representa la palabra, está, se percibe. Ponerlo en palabras es como firmar el contrato, o al menos es eso lo que parece. La palabra asusta o se cree que puede asustar. El sentimiento está. Qué hacer con eso entonces. Se oculta cuanto se puede esperando el momento propicio pero a veces se nos escapa un poquito  y se deja entrever. Qué momento propicio se espera. Cuando uno se metió donde no le correspondía se aferra al silencio y espera, sabiendo que por alguna razón llegó a ese lugar, espera mientras teme que callar sea una condena. Espera mientras desea que las cosas se desenvuelvan de la mejor manera lo más pronto que se pueda. Espera mientras aferra las palabras prohibidas que se agitan furiosas esperando ser dichas. Espera con la esperanza de que las cosas sean como deben ser.

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